Un equipo de científicos multidisciplinar de la University College of London (UCL) que investigan el mecanismo de Antikythera, ha publicado recientemente un nuevo y crucial estudio, cuyo principal desafío ha sido descifrar el difícil mecanismo frontal de la máquina, haciendo encajar la mayor parte de las piezas para resolver el misterioso puzzle.

¿Qué es el mecanismo de Antikythera?

Es una computadora mecánica o analógica que está formada por engranajes de bronce, supuestamente construido por científicos griegos hacia el año 200 antes de nuestra era, que utilizaba tecnología de vanguardia para hacer predicciones astronómicas, mecanizando ciclos astronómicos y teorías. El mecanismo de más de 2000 años permitía predecir la posición del Sol, la Luna y los planetas Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, así como los eclipses solares y lunares. Fue descubierto bajo el agua cerca de Glyfadia, en la isla griega de Anticítera, que se encuentra entre la península del Peloponeso y la isla de Creta.

En 1902, el arqueólogo Valerios Stais se dio cuenta de que una de las piezas de roca tenía un engranaje incrustado. Inicialmente, creyó que se trataba de un reloj astronómico pero era demasiado avanzado en comparación con el resto de piezas encontradas del naufragio. Las investigaciones fueron abandonadas hasta que el instrumento captó la atención del historiador de la ciencia británico y profesor de la Universidad Yale, Derek John de Solla Price, en 1951.

En 1971, Price y el físico nuclear Charalampos Karakalos analizaron los 82 fragmentos con rayos X y rayos gamma. Con imágenes bidimensionales, observaron que las ruedas se superponían, pero lograron establecer dos números muy importantes para los griegos de la época: 127 y 235. ¿Sería posible que los estuvieran usando para seguir el movimiento de la Luna?. La idea era revolucionaria y tan avanzada que Price dudó de la autenticidad del objeto. El número 235 era la clave del mecanismo para computar los ciclos de la Luna. Las fases de la Luna eran inmensamente útiles en esa época. De acuerdo a ellas se determinaba cuándo sembrar, cuál era la estrategia en la batalla, qué día eran las fiestas religiosas, en qué momento pagar las deudas o si podían hacer viajes nocturnos.

Los griegos sabían que de una Luna nueva a la siguiente pasaban en promedio 29,5 días. Pero eso era problemático para su calendario de 12 meses, porque resultaba 354 días, 11 días menos de lo necesario. Pero los griegos también sabían que 19 años solares son casi exactamente 235 meses lunares. Para confirmar este descubrimiento, en uno de los fragmentos del mecanismo encontraron el ciclo metónico. Gracias a los dientes de las ruedas de engranaje, el mecanismo empezó a revelar sus secretos. Sin embargo, quedaban piezas del rompecabezas por encajar.

El equipo internacional de expertos dedicado a investigar el mecanismo de Antikythera, con el ingeniero mecánico Tony Freeth a la cabeza, requirió de tecnología hecha a la medida. Gracias a la tomografía computerizada de rayos X con microfoco y el mapeo de texturas polinominales de los 82 fragmentos del mecanismo, en 2005 dieron solución a la parte trasera de la máquina, con el descubrimiento de la predicción de eclipses y la mecanización de la anomalía lunar.

Utilizando un aparato que realzaba los escritos que cubren buena parte de los fragmentos, los investigadores encontraron una referencia a los engranajes y a otro número clave: 223. Tres siglos antes de la edad de oro de Atenas, los antiguos astrónomos babilonios descubrieron que 223 lunas tras un eclipse (18 años y 11 días, conocido como un ciclo de saros), la Luna y la Tierra vuelven a la misma posición de manera que probablemente se producirá otro parecido. El mecanismo de Antikythera podía predecir el futuro al predecir los eclipses.

En la cara frontal del mecanismo encontraron un disco en forma de anillo, fijado a la estructura, que representa la eclíptica y los 12 signos zodiacales marcados en sectores de 30 grados. La eclíptica es la línea curva por donde «transcurre» el Sol alrededor de la Tierra, en su «movimiento aparente» visto desde la Tierra. Fuera del disco encontraron otro anillo giratorio; este anillo está marcado con los meses y días del calendario egipcio: 12 meses de 30 días más 5 días epagomenales. Los meses están marcados con sus respectivos nombres egipcios transcritos al alfabeto griego. El calendario exterior no estaba fijado totalmente con el disco interior, sino que, para compensar el efecto del cuarto de día adicional en el año solar, el operador del mecanismo podía moverlo hacia atrás en relación con el interior un día cada 4 años.

Un cursor lunar indica la posición de la Luna y también se observa un cursor aproximado solar. La posición lunar no estaba simplemente aproximada, ya que el indicador no describía un movimiento uniforme sino que tomaba en cuenta la aceleración y desaceleración típica de lo que se conoce hoy como «órbita elíptica», todo esto mediante el primer uso conocido de un engranaje planetario. Sorprendente.

¿Quién hizo el mecanismo?

Los resultados de los estudios llevados a cabo a partir de 2005 por el Proyecto de Investigación del Mecanismo de Antikytera sugieren que el concepto del mecanismo se originó en las colonias de Corinto, más en concreto, Siracusa que era una muy próspera antigua colonia de Corinto y el hogar del gran matemático e ingeniero Arquímedes, lo que podría implicar una conexión con la escuela de Arquímedes. En «La República» de Marco Tulio Cicerón, un diálogo filosófico del siglo I antes de nuestra era, se mencionan dos máquinas que algunos autores modernos consideran un tipo de planetario predictor de los movimientos del Sol, la Luna y los cinco planetas conocidos en aquel momento. Construidos ambos por Arquímedes, fueron llevados a Roma por el general Marco Claudio Marcelo tras el asesinato, a manos de soldados romanos, del gran ingeniero griego en Siracusa, el último bastión de la Magna Grecia (sur de Italia y Sicilia). Marcelo, quien tenía un gran respeto por Arquímedes, se quedó con una de sus máquinas como único botín de su asedio y la segunda la ofreció al templo de Virtus.

¿Por qué no se desarrolló la tecnología griega? ¿Cómo se perdió?

Esta tecnología fue transmitida al mundo bizantino y al mundo islámico medieval, donde se crearon dispositivos mecánicos complejos, aunque más simples que el mecanismo de Antikythera, durante la Edad Media.​ Han sido hallados fragmentos de un calendario mecánico unido a un reloj solar, del siglo V o VI del imperio bizantino. En el mundo islámico, el libro de Banū Mūsā Kitab al-Hiyal, o Libro de Mecanismos Ingeniosos, que fue encargado por el Califa de Bagdad a principios del siglo IX, describe más de cien dispositivos mecánicos, algunos de los cuales datan de antiguos textos griegos preservados en monasterios. Un calendario mecánico similar al dispositivo bizantino fue descrito por el científico Al-Biruni sobre el año 1000, y un astrolabio del siglo XIII, que se conserva, también contiene un dispositivo de relojería similar. Es posible que esta tecnología medieval no volviera a Europa hasta el siglo XIV.

El descubrimiento sitúa al equipo de investigación un paso más cerca de comprender todas las capacidades del Mecanismo de Antikythera y la precisión con la que era capaz de predecir los acontecimientos astronómicos. «Si los científicos griegos antiguos podían producir estos sistemas de engranaje hace dos milenios, toda la historia de la tecnología de Occidente tendría que reescribirse», concluye Freeth.

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1 comentarios:

Blogger acozar ha dicho...

Genial artículo. Muy interesante!

A las 24 de agosto de 2021, 22:02  

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