Se denomina Día de la Victoria a la celebración de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi el 9 de mayo de 1945 en la Segunda Guerra Mundial o, tal como la llaman en Rusia, la Gran Guerra Patria. Es una jornada festiva en Rusia y en la mayor parte de las repúblicas que formaron parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

¿Qué ocurrió el 9 de mayo de 1945?

El 9 de mayo a las 0:43, hora de Moscú, la Alemania nazi, representada por el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel, firmó la rendición incondicional ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov, poniendo fin así a la Segunda Guerra Mundial en el continente europeo.

A diferencia de la versión que Hollywood nos ha intentado imponer sobre la Segunda Guerra Mundial y sobre el papel de los aliados, la cruda realidad es que fue la Unión Soviética quien derrotó a la Alemania Nazi.

El Ejército Rojo destruyó el 80% de las fuerzas nazis en el frente oriental durante la guerra: más 4 millones de soldados nazis perecieron a manos del ejército Rojo. Por su parte, el resto de los países aliados habían combatido solamente contra el 20% de las tropas del Eje en el frente occidental: 600 mil combatientes alemanes y 200 mil italianos fueron eliminados por los aliados.

En cuanto a las perdidas, la URSS fue también quién más sufrió para alcanzar aquella histórica victoria: más de 10 millones de combatientes soviéticos perecieron durante la guerra (a los que se deben añadir 17 millones de civiles). Las pérdidas de los aliados, aunque abrumadoras, fueron mucho menores: 370 mil soldados británicos, 220 mil franceses, 180 mil norteamericanos, 40 mil canadienses.

Fuente: Wikipedia

Aquél fue el triunfo de los pueblos, no el triunfo de las potencias industriales occidentales, sino el triunfo de una nueva sociedad obrera y campesina que se intentaba levantar desde la nada.

La realidad es que los aliados occidentales no entraron en el verdadero barro de la guerra hasta que el Ejército Rojo dio un giro de 180 grados a la guerra en la batalla de Stalingrado, en febrero de 1943. Hasta aquel entonces, los grandes capitalistas británicos, norteamericanos y franceses habían simpatizado con Hitler, al que veían, o bien como un mal menor contra la amenaza comunista, o bien como un oportuno líder para "limpiar Europa" de las peligrosas masas obreras y sus aspiraciones de verdadera democracia.

Durante el 1944, ante la evidencia que el Ejército Rojo avanzaba lenta pero inexorablemente hacia Alemania, y que la resistencia antifascista en el interior de Europa estaba en manos de los comunistas, los gobiernos occidentales fueron dándose cuenta de la necesidad de intervenir en la contienda.

Porque el 9 de mayo debemos celebrar el día de la victoria

Siete décadas después de la victoria soviética contra el fascismo, contemplamos con horror el auge de una extrema derecha cada día menos acomplejada, que se enorgullece de su sádicas ideología genocida y que amenaza con extender sobre el planeta un conflicto a gran escala y de consecuencias devastadoras.

No se trata del peligro que los nazis vuelvan, es que nunca se fueron. Siempre estuvieron aquí, disfrazados de respetables demócratas, encubiertos por estados corruptos y tiránicos como el Reino de España, disimulando entre las elites gobernantes de las potencias europeas y globalistas, como reservados accionistas de las grandes multinacionales depredadoras, adoctrinándonos en la sumisión mediante panfletos hollywoodienses, entreteniéndonos con pan y circo.

Y, ante los nazis, no hay debate posible, no valen las palabras, porque el nazismo no es una ideología o un punto de vista, sino el pretexto de las élites para el exterminio de los pueblos.

Por ello, tenemos que celebrar el Día de la Victoria y, para evitar que la historia se repita, debemos desnazificar el mundo.

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Muerte al fascismo!

A las 9 de mayo de 2022, 1:28  

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