
La problemática
Después de su edad de oro, las grandes redes corporativas, mal llamadas redes sociales, enfrentan una crisis sin precedentes. Poco a poco, la sociedad ha ido descubriendo los perversos y lucrativos métodos comerciales que algunas corporaciones llevan a cabo con los datos privados y los metadatos de las personas usuarias.
El ejemplo paradigmático de estas malas prácticas es, sin duda, Facebook, la corporación propietaria, entre otras, de aplicaciones tan populares como Instagram o WhatsApp. La corporación ha crecido en una década hasta convertirse en un gigante tecnológico, pero mediante el abuso y la vulneración sistemática de los derechos de privacidad de las personas que usan sus servicios: fallos de seguridad que han expuesto a los usuarios, venta de datos sin consentimiento, sospechas fundadas de manipulación informativa y difusión consciente de fake news... La larga lista de escándalos que arrastra la compañía es incontable, siendo el caso de Cambridge Analytica seguramente el más sonado, por sus dimensiones e implicaciones políticas internacionales.
Por otra parte, el problema de la censura se extiende por todas las plataformas. Los más que cuestionables criterios que usan estas empresas para moderar los contenidos que los usuarios comparten están ya en el centro del debate político. Hasta el presidente de los Estados Unidos de América ha sido expulsado de Twitter. Más allá de lo acertada que pueda parecernos esta decisión, por el rechazo que puedan despertar en nosotros las habituales salidas de tono del presidente Trump, una cuestión se desprende de todo esto: ¿hasta qué punto están abusando estas empresas privadas de su poder como medios de comunicación para intervenir en el legítimo debate público, político, ciudadano?
Ante este panorama han surgido en los últimos años distintos proyectos que intentan, desde diferentes enfoques, dar soluciones alternativas a la redes corporativas, a través de tecnologías de código abierto, blockchain y servicios descentralizados. Algunas de estas propuestas comunitarias están ya en una fase de desarrollo bastante madura para ser una verdadera alternativa para los usuarios.
La solución
En este artículo os invitamos a descubrir algunos de estos proyectos.
1- Mastodon

Socialización en red, de vuelta a tus manos.
Mastodon es una alternativa al microblogging tipo Twitter, pero también es una red de miles de comunidades operadas por diferentes organizaciones e individuos que brindan una experiencia fluida en las redes sociales. Cualquiera puede alojar su propia instancia de Mastodon y elegir conectarla con otras instancias de Mastodon o simplemente unirse a una de las instancias ya existentes.
2- Diaspora

La red social en línea donde tú estás al mando.
Diaspora fue una de las primeras redes sociales descentralizadas. Nacida en 2010, fue promocionada como una alternativa de Facebook y obtuvo una atención merecida en sus años iniciales. Después de un periodo de relativo estancamiento, parece haber recuperado su impulso inicial en los últimos meses. En funcionamiento, es similar a Mastodon. Diaspora se compone de vainas. El usuario puede registrarse en un pod existente o alojar su propio pod.
https://diasporafoundation.org/
3- Karma

Social media para el bien.
KARMA es un clon de Instagram construido sobre la plataforma blockchain de código abierto, EOSIO. Cada me gusta y comparte tu contenido, genera tokens KARMA. El usuario puede usar estos tokens para impulsar su contenido o convertirlo en dinero real a través de uno de los intercambios de cifrado asociados. KARMA funciona como una aplicación y solamente está disponible para dispositivos móviles, en la Play Store y la App Store.
4- Dtube

La tele descentralizada.
PeerTube es una plataforma de transmisión de video descentralizada, desarrollada por la empresa francesa Framasoft. Usa el protocolo BitTorrent para compartir ancho de banda entre usuarios. Tiene como objetivo combatir el monopolio empresarial de los medios audiovisuales. No funciona con publicidad ni rastrea datos personales. Existen varias instancias de PeerTube disponibles en las que alojar videos. Algunas instancias pueden cobrar por el alojamiento pero la mayoría son gratuitas.
5- Signal

Habla con libertad.
La aplicación Signal saltó a la fama cuando Edward Snowden la aprobó como la mejor aplicación de mensajería por su respeto a la privacidad. Se hizo aún más famosa cuando Elon Musk tuiteó sobre ella después de que WhatsApp decidiera compartir los datos de usuario con su empresa matriz, Facebook. Signal utiliza su propio protocolo de código abierto para ofrecer llamadas y mensajes cifrados de extremo a extremo.
6- Minds

Recuperar el control de tus redes sociales.
En Minds, se pueden publicar videos, blogs, imágenes y establecer estados de usuario. También se pueden enviar mensajes y chatear con video de forma segura con grupos o directamente con amigos. Los feeds y hashtags de tendencias le permiten descubrir artículos de su interés.
La aplicación, basada en la tecnología blockchain, ofrece la opción de ganar tokens a los usuarios por sus contribuciones. Estos tokens se pueden usar para actualizar los canales y los creadores de contenidos pueden recibir pagos directos en USD, Bitcoin y Ether de sus seguidores.
Etiquetas: Blockchain, OpenSource, Tecnología
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